miércoles, 7 de abril de 2021

CAPILLA DE SAN ANTONIO

Mas antigua que La Catedral Metropolitana y La Capilla del Carmen, en Hermosillo lo es La Capilla de San Antonio.

Texto de el Libro Hermosillo a través de las fotos 1852-2012
de Ignacio Lagarga Lagarda y Fernando Herrera Gil

 


A principios del siglo XIX, ante las necesidades religiosas de los vecinos de apellidos Medina, Vidal, García Noriega, Contreras, Monroy, doña Concepción Preciado, don José Maria Diaz y otros más, que tenían sus terrenos de labranza y poblaban la zona extra muros del lado poniente de la Villa de San Pedro de la Conquista del Pitic, por el camino que llevaba al Guayparin, El Chanate, La Manga y El Llano, le solicitaron a las autoridades eclesiásticas la construcción de un templo.

En el año de 1809, los esposos Manuel Medina y María de la Luz López, oriundos de Oposura ( Moctezuma), donaron una parte de la huerta de su propiedad para que se construyera el tempo.

A partir de entonces, la familia Medina-López, se constituyó en la principal promotora, contribuyente y guardiana de la construcción del templo aportando su trabajo personal, objetos diversos y vigilancia durante los años que duró la construcción y para 1816, el templo construido de adobe, ya contaba con imágenes de bulto, ornamentos, vestiduras de oficiar y parte de lo esencial para impartir los sacramentos y estaba dedicado a San Antonio de Padua, patrono de la familia Medina López.

Dos años después, la familia Medina-López y los mismo vecinos comenzaron a construir un nuevo templo junto al primero pero de ladrillo y mezcla.

El 20 de febrero de 1821, la señora Maria de la Luz López de Medina le solicita al obispo de Sonora, Sinaloa y las Californias, Fray Bernardo del Espíritu Santo, le permitiera continuar con la colección de limosnas ya que los fondos de la capilla se habían deteriorado - que al día no tiene ni un peso - y era de suma importancia proseguir con su construcción.

El 19 de noviembre de 1841, los Medina López, ya ancianos, hacen su testamento incluyendo el templo de San Antonio y dejan como albacea al que sobreviviera y éste a su hijo José Maria.

En 1858, las aguas del Rio Sonora lastimaron seriamente la cimentación del templo ya que sus constructores no tomaron en cuenta la cercanía del rio que estaba a no más de 60 metros.

Esto motivó que se abandonara parcialmente el templo, ya que sus propietarios no hicieron nada por reparar el daño.

Tiempo después, en 1871 se abandona para siempre y en ese mismo año don Pablo Rubio, acaudalado prestamista de la ciudad adquiere en propiedad por la cantidad de $ 300,00 " el solar donde están las ruinas de la capilla de San Antonio", a la señora Carmen Arvizu.

A finales del siglo XIX la capilla se encuentra en total abandono y el Dr. Fortunato Hernandez, en 1902, menciona que los yaquis aún celebran "una fiesta muy solemne cada año en una capilla abandonada que se llama de San Antonio y esta situada a inmediaciones de la población".

En una foto de alrededor de 1904, se ve la capilla con su cúpula y los cuatro arcos de la bóveda y las ruinas de lo que fueron las construcciones adjuntas  que se ven en la pintura de Zins. Para ese año los árboles de enfrente han desaparecido lo mismo las campanas. Al lado sur, tras lo que queda de una pared de adobe, se ve un corralito para ganado, unas personas trabajadoras, que quizá sean indígenas yaquis, unas niñas descansando sobre un montículo de adobes y un perro frente a la entrada de la capilla que todavía conserva la puerta de madera de mezquite.

El 8 de diciembre de 1912 una intensa lluvia en la ciudad anegó de lodo la capilla, la cual quedo abandonada por años y en los años cuarenta fue habitada por una familia de apellido Muñoz que tenia en ella una cría de gallinas y a su lado una ordeña de ganado. Al irse la familia Muñoz, los buscadores de tesoros la vandalizaron hasta que en 1960 la ocupó la familia del señor Jesús León L. Que la habitó hasta que empezó a ser restaurada.

Alrededor de 1975, el Licenciado Ernesto Camou le vendió al INFONAVIT el terreno donde se encontraba la capilla de San Antonio y éste amenazó con derribarla para construir ahí el fraccionamiento Las Granjas, pero el presidente municipal doctor Ramón Ángel Amante ( 1976-1979), logró que la dependencia federal la donara al ayuntamiento el predio de 4,121 metros cuadrados, donde se encuentra el templo.

En la actualidad, las medidas de este templo son: 28 metros de largo por 6.85 de ancho, con una altitud de 12.65 metros desde a su base hasta su campanario; se encuentra fuera de servicio, bajo la supervisión del INAH como monumento histórico.





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